Volveré a la horca (3ª Ed.)

Tres hombres avanzaban por la llanura, galopando siempre en dirección oeste. Habían dejado atrás la ciudad de Denver, capital de Colorado y se encaminaban ahora hacia la zona fronteriza con Utah. De estos tres hombres dos eran más bien bajos pero fuertes, iban armados con revólveres y rifles y montaban magníficos corceles. El tercero, más alto, fuerte y joven, no llevaba armas y montaba un viejo animal que a duras penas podía resistir la intensa galopada. Llevaba las manos libres, pero su pierna izquierda estaba sujeta por medio de una argolla al estribo del mismo costado. No podía descabalgar jamás si sus compañeros de viaje no le abrían aquella argolla con la llave que uno de ellos guardaba en uno de sus bolsillos.